La Relajación



La relajación es un estado de gran bienestar, que favorece la salud corporal, el descubrimiento de lo que nos sucede a nivel emocional, la intuición, el buen ánimo, la inofensividad, la calma, la inteligencia, el disfrute del presente y el dejar ir. Todas esas cualidades constituyen los elementos de una vida tranquila, saludable, equilibrada, espiritual y con sentido, con un sentido profundo de la vida.
Normalmente vivimos apurados, ansiosos, estresados, incómodos, con la sensación de riesgo permanente. Esa es la sensación generalizada: miedo. Miedo de no ser lo suficiente, de no tener suficiente, de no lograr lo suficiente, de que me pase algo “malo”, me roben, me enferme, me engañen, me pasen a llevar, me agredan, me impidan mis objetivos. Ello genera un estado psicofísico llamado la Respuesta de Lucha o Huida: el cuerpo se prepara para una amenaza inminente, como si fuera a ser devorado por un león. El cuerpo necesita toda su energía y recursos para enfrentar esa situación que es de vida o muerte, todo lo demás queda en segundo plano.
Todas las funciones del cuerpo que no son para enfrentar al león quedan suspendidas hasta que ya no haya peligro, por ejemplo la función digestiva, inmunológica, reparatoria, etc. ¿Qué sucede si constantemente estamos en ese estado de alerta y quedan en espera muchas funciones corporales fundamentales? La respuesta es obvia: el cuerpo comienza a deteriorarse, y mientras más se mantenga ese estado de estrés, más se agudiza el deterioro.



El problema es que hoy en día generamos esa respuesta de alerta con nuestros pensamientos sin necesidad de estar frente a una situación real de peligro. Muchas veces nos ponemos a pensar en el futuro y eso inevitablemente genera tensión porque es imposible controlar todas las variables posibles; o nos ponemos a pensar en situaciones complicadas del pasado, con lo cual volvemos a generar el estado de emergencia.
Hemos sido condicionados para pretender controlarlo todo, para exigirnos grandes logros, para darle vueltas una y otra vez a las situaciones incómodas que hemos vivido, para creer que necesitamos un montón de cosas: estatus, éxito, títulos, para ser alguien valioso. Con todo ello es prácticamente inevitable el estrés constante, y ya sabemos lo que eso causa a nuestro cuerpo.
La relajación, ese estado opuesto al de lucha o huida, reduce los efectos nocivos del estrés, y si la practicamos con regularidad nos ayuda a estresarnos menos, a generar menos estrés.
El estrés viene de nuestros pensamientos, de cómo enfrentamos la vida y los acontecimientos, del estado nervioso que se instala ya por defecto en nosotros. Frente a todo ello podemos hacer algo, podemos practicar técnicas que nos calmen, nos relajen, nos ayuden a observar la actividad mental, y nos conduzcan a otra mirada de la vida más sana, menos exigente, más respetuosa de nuestro bienestar y equilibrio.



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