Breve Historia del Yoga

 

Puede decirse que Yoga es la suma de medios o de técnicas adecuadas para adquirir la liberación (moksha, mukti), para alcanzar el Ser, se nos hace bastante difícil encontrar una huella definida y clara hacia el pasado, porque en esa definición (u otra) caben diferentes corrientes de pensamiento, ascéticas y místicas. 

La historia del Yoga se inscribe inevitablemente dentro de la historia de la India, en donde las fechas y las biografías durante mucho tiempo no han tenido la más mínima importancia, porque para ese pueblo ha sido más relevante la idea que el individuo, el espíritu que la materia, el infinito que lo finito. Por ello tendremos grandes dificultades en dar datos históricos certeros. Tendremos que mirar esta historia de una forma más amplia y abarcativa, y no tan específica. 

La geografía de la India (limitada en su mayor parte por el mar y los Himalayas) la protegió de las guerras durante mil años, ello permitió una vida pacífica y una gran dedicación a la contemplación, por lo que encontramos un enorme desarrollo y refinamiento filosófico. 

Un ejemplo de lo anterior era la realización de torneos filosóficos en los que participaban los pensadores, estudiosos y místicos del país. En uno de esos torneos el rey Ganaka ofreció la mitad de su reino al vencedor. 

Existen diversas historias de carácter mitológico que hablan de cómo habría nacido el yoga. En ellas se afirma que Shiva es el fundador del Yoga y que le enseñó este conocimiento a su esposa Parvati. Shiva es uno de los más importantes dioses de la India, pero en Yoga simboliza la Consciencia, y Parvati representa la energía, Shakti. 

Según una leyenda hindú, el Yoga aparece en la Tierra cuando un pez (matsya) observó las enseñanzas de Shiva a Parvati y luego imitó esas prácticas, y al hacerlo se convirtió en hombre. 

Algunas tradiciones afirman que el Yoga es un regalo divino revelado a los antiguos sabios para que la humanidad tuviera la oportunidad de realizar su naturaleza divina. 

En cuanto al origen histórico se afirma que las raíces del Yoga se sumergen en la prehistoria, cuando los hombres buscaron las respuestas a las preguntas fundamentales sobre la vida, la muerte, el sufrimiento, la liberación del sufrimiento, etc. 


Origen pre-ario 


Las primeras evidencias históricas del Yoga se encuentran en los sellos y estatuillas que representan posturas de yoga y meditación halladas en excavaciones realizadas en las antiguas ciudades de Mohenjo-Dharo y Harappa, actualmente Pakistán. Estas ciudades pertenecieron a la civilización del Valle del Indo o Harappiana, que se desarrolló entre los años 3.300 y 1.700 a.C. aproximadamente, la más desarrollada de las culturas dravídicas (las que existían antes de la invasión de los arios). Era una cultura muy evolucionada en muchos aspectos, tenía un carácter matrístico (culto y predominancia de lo femenino) y era sensible e inclinada a las artes, pero no tenían una vocación guerrera. 

Las posiciones que muestran aquellas figuras son similares o se parecen a mulabhandasana, utkatasana o purnatitaliasana. La más famosa de estas imágenes se llama Sello Pashupati. 

En esta zona y época habría nacido también el Tantrismo (una filosofía, una corriente espiritual que busca el desarrollo y la expansión de la consciencia) y muchos afirman que el Yoga habría nacido dentro del Tantra, como su “hijo”. 


¿Cómo se desarrolló el Yoga desde aquellos orígenes? 

Aquellos sabios que antiguamente indagaron en las interrogantes filosóficas y alcanzaron altos grados de evolución, llamados Rishis, desarrollaron un conocimiento y una metodología para alcanzar la comprensión profunda del universo, el sentido de la vida, la verdad del sufrimiento, la esencia del ser humano, etc. Con el tiempo otras personas se agruparon a su alrededor para recibir sus enseñanzas, formando comunidades de aprendizaje y trabajo personal que se denominaron “ashrams”, que significa lugar donde se trabaja mucho y fuerte. 

Durante siglos y milenios el conocimiento del Yoga fue transmitido en forma oral y secreta de maestro a discípulo, sólo en los últimos tiempos se han escrito estas enseñanzas, pero se dice que muchas permanecen ocultas. Esto nos habla de una característica del Yoga que es su carácter iniciático, es decir, de la necesidad de la dirección de un maestro en este camino de crecimiento interior. Por ello mismo, en la genealogía del Yoga juega un papel fundamental la figura el “Guru” que significa “el que disipa la oscuridad” y se refiere a aquellos maestros serios y honestos que alcanzaron un alto desarrollo espiritual, dignos de ser admirados, venerados y seguidos por otros buscadores. Los maestros del Yoga han sido quienes han transmitido el conocimiento del Yoga de generación en generación y gracias a ellos es que hoy podemos acceder él. 

El Yoga fue influenciado por, e influyó en, las otras corrientes filosóficas, espirituales, místicas, devocionales, esotéricas, mágicas de la India, por lo que encontramos puntos de contacto entre el Yoga y el Tantrismo, el Budismo, el Samkhya, el Vedanta, el Shivaísmo, el Shaivismo, el Sikhismo, el Jainismo, etc. 


El Yoga en los Vedas y Upanishads 


Entre el 2000 y el 1500 a.C. se produce la invasión de los arios en la Civilización del Valle del Indo. Los arios eran un pueblo bárbaro, guerrero y patriarcal. Los Vedas son los textos en que se expresa la cultura y religiosidad aria. Esta colección de himnos, rituales y pensamientos de carácter prácticos, morales, sociales, metafísicos y espirituales de la cultura aria, fueron escritos por visionarios, santos y sabios a través de muchas generaciones, entre los siglos XX y el X a.C. aproximadamente. 

Es en esos antiquísimos textos sagrados donde se menciona por primera vez al Yoga. Aparece particularmente en el Rig-veda y en el Atharva-veda, los cuales se remontan al año 2500 aprox. antes de Cristo. 

Los Upanishads son los textos más tardíos de los Vedas (a partir del siglo IX a.C. aprox.) y constituyen un conjunto de numerosos tratados y poemas de carácter filosófico y místico, pero los más importantes o considerados auténticos son 108 y veintidós los que se relacionan con el yoga. 

Algunas referencias al yoga las encontramos en la afirmación de que el Ser sólo puede conocerse a través de la Unión, es decir del Yoga, y no por medio de la especulación. También aparecen los conceptos de Prana, Nadis, Kundalini, la meditación, el espíritu del Karma Yoga, el mantra Aum (Om), las asanas, los pranayamas y los chakras. 

En el Katha Upanishad es donde se nombra por primera vez el término “yoga”, cuando el señor de la muerte, Yama, le explica al joven buscador Nachiketas que “el firme control de los sentidos y de la mente es el yoga de la concentración. Uno debe estar siempre vigilante en este yoga que es difícil de obtener y fácil de perder”. 

Una de las primeras referencias a la meditación se hace en el Brihadaranyaka Upanishad, uno de los primeros Upanishads (aprox. 900 a.C.). 

En el Maitrayaniya Upanishad (200-300 a.C. aprox.) se habla del yoga como Shadanga Yoga, la disciplina de la unificación de los seis miembros (shad-anga), consistente en: control de la respiración (pranayama) , la inhibición sensorial (pratyahara), meditación (dhyana), concentración (dharana), el examen (tarka) y éxtasis (samadhi). 


El Bhagavad Guita 

Un hito muy trascendental en la historia del Yoga es la aparición del poema Bhagavad Guita o también llamado El Canto del Señor, alrededor del siglo IV a.C. (pero redactado varios siglos después). Constituye uno de los textos fundamentales del Yoga, que sintetiza varios caminos para llegar a la felicidad y lo eterno (Vedas, Upanishads, Karma Yoga, Bhakti Yoga, Samhkya, Vedanta, Budismo). No sólo es significativo en el Yoga sino que constituye uno de los clásicos más importantes de la literatura universal. 





Yoga Darshan


En el desarrollo del Yoga aparece un hecho trascendental alrededor del siglo III a.C. (o entre el 300 y el 500 d.C. según otros), cuando el sabio Patanjali, que podría haber sido gramático, médico y matemático, aunque su figura es legendaria y llena de contradicciones, escribe los Yoga Sutras, en los que recopila y sistematiza el conocimiento del yoga que existía hasta la época y le da un sustento teórico en la filosofía Samkhya. 

El yoga expuesto en este tratado se le llama Raja Yoga, Yoga Clásico o Ashtanga Yoga (yoga de los ocho pasos). La aparición de este escrito marca el inicio del Yoga como Darshana, es decir, como sistema filosófico ortodoxo. A lo largo de los siglos numerosos autores han comentado estos aforismos. 


Shankara 

En el siglo VIII d.C. aproximadamente un gran sabio llamado Shankara (“el gran reformador”), importante filósofo del Vedanta, creó la sucesión de maestros Dasnami, reuniendo a los maestros y buscadores espirituales en una sola comunidad, organizándolos en la Orden de los Sannyasins (renunciante), dividida en diez sub órdenes monásticas. 

De esa Orden de Sannyas provienen los “Swamis”, palabra que significa “maestro de sí mismo” o “aquél que es uno consigo mismo”, quienes han sido los conservadores y transmisores del conocimiento del Yoga a través de los siglos. 

Los swamis hacen votos de pobreza, castidad y desapego, llevan un hábito color anaranjado, que simboliza el fuego que quema los aspectos negativos, el trabajo consigo mismo que realizan, y también llevan una malla colgada al cuello. Ellos pueden ser religiosos, ateos o agnósticos, porque hay distintas tradiciones o linajes. 

Importantes maestros que trajeron el Yoga a occidente como Vivekananda, Yogananda, Sivananda y Satyananda pertenecían a esta orden de sannyasa. En nuestro país la presencia de swami Ekananda extiende este linaje hasta nuestros días. 


Aparición del Hatha Yoga 

Las antiguas escuelas tántricas de la India fueron el lugar donde se desarrolló y de donde surgió lo que hoy conocemos como Hatha Yoga. Dentro del Tantrismo, el movimiento Siddha utilizó técnicas que constituyeron más adelante la cuna del Hatha Yoga. 

El surgimiento del Hatha Yoga (en el siglo VIII, X o XII) está vinculado al maestro Matsyendranath y a su discípulo, el asceta Goraknath, ambos considerados dos de los 84 “Siddha”, yogui que ha alcanzado la perfección. 

Matsyendranath creó la escuela Nath como reacción a los abusos que se estaban cometiendo en nombre de la espiritualidad. Su personalidad histórica fue transfigurada a dimensiones míticas y divinas, de hecho se volvió la divinidad tutelar de Nepal, donde se lo identificó con Avalokitesvara. 

Goraknath fue uno de los más grandes Nath, y autor de varios libros, entre ellos el “Goraksa Samhita”. 

Estos legendarios maestros y sus discípulos separaron el Hatha Yoga del Tantrismo, despojándolo de la ritualidad y sistematizando las técnicas psico-físiológicas. Desencadenaron un movimiento ascético muy importante sumamente popular a partir del siglo XII, en el que confluyeron un gran número de tradiciones y prácticas religiosas, mágicas y alquímicas, en su mayoría sivaítas, pero también budistas. 

Cierta historia nepalesa cuenta que un día Shiva enseñaba a su esposa Parvati la doctrina del Yoga a la orilla del río, durante la lección, Parvati se queda dormida, pero Avalokitesvara había oído todo pues se había escondido en el agua bajo la forma de un pez; de ahí el nombre de Matsyendranath que recibió desde entonces. 

Otra historia relata que durante un viaje a Ceilán, Matsyendranath se prendó de la reina y se instaló en su palacio. Goraknath lo persiguió, lo encontró en el palacio y “lo llama a la realidad”. Matsyendranath abandonó a la reina y tomó consigo a los hijos de ésta, Parasnath y Nimnath, que son los fundadores de las dos sectas jainas que existen aún hoy. 

Según cuenta otro mito nepalés, Matsyendranath dejó su cuerpo bajo el cuidado de su discípulo y su espíritu penetró en el cadáver de un rey que acababa de morir y lo reanimó, usando un poder yóguico llamado “el paso al cuerpo de otro”, utilizado para conocer la voluptuosidad sin ensuciarse. 

Aparte de las variadas historias fantásticas que podemos encontrar, en los siglos posteriores (ss. XIV al XVII) aparecieron tratados hathayóguicos, en los que es evidente la influencia de la literatura de los Gorakhnathayoguines. Los más importantes son el “Hatha Yoga Pradipika” de Swatmarama, el “Gheranda Samhita” de Gheranda y el “Shiva Samhita”. 

En el Hatha Yoga Pradipika leemos: 

“El yogui Swatmarama, después de saludar solemnemente a su maestro, establece desde el principio que el hathavidya (conocimiento del hatha) es solamente un medio para la realización del rajayoga”. 

“Las asanas te volverán firme, libre de enfermedades y ligero de miembro.” 

“Cuando el aliento vaga (cuando es irregular), la mente fluye inquieta; pero cuando la respiración es tranquila, la mente también se tranquiliza y el yogui obtiene el poder de la calma. Por lo tanto, debe controlarse la respiración” 


Expansión del Yoga 

El Yoga fue desarrollándose en la India y luego tuvo influencia fuera de ese país, así tenemos un yoga hindú, uno budista, uno chino y otro tibetano. 

Desde el siglo XIX en adelante, las figuras de swami Vivekananda, Paramahansa Yogananda, Aurobindo, Swami Sivananda, Krishnamacharya, swami Satyananda, BKS Iyengar, Pattabhi Jois, yogui Bhajan, han colaborado en la llegada del Yoga a Occidente y le han dado un carácter más accesible a cualquier persona que quiera practicarlo, no sólo renunciantes. 

En nuestro país (Chile) han tenido una importante difusión las líneas Sivananda, GFU, Kundalini (de yogui Bhajan), Iyengar, Ashtanga, Purna Yoga (de Aurobindo), Swasthya Yoga del maestro De Rose, entre otras. 

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