¿Por qué nos angustiamos?
¿Por qué surge la angustia? Puede ser por algo muy específico
o puede ser por algo un poco más vago, como por ejemplo la sensación no muy
clara de no ser suficiente, de que deberíamos estar haciendo algo más, para ser
más importantes o más valiosos de lo que somos. También podría ser una angustia
filosófica, existencial.
En todos los casos la angustia surge desde algo que está sucediendo en la
mente, puede ser consciente o
inconscientemente. Este punto es muy importante y volveremos sobre él.
Una de las primeras habilidades a desarrollar en Yoga es
dejar de ocuparnos, dejar de evadirnos, y entonces acoger, aceptar, mirar,
reconocer eso que estamos sintiendo. Es un primer nivel de sanación: si sabes
cuál es el tema que te está agitando, complicando, desequilibrando, ya tienes
con qué trabajar, ya sabes qué es lo que se ha de ir resolviendo.
Ese resolverse puede ser desde el ego (sigo autoafirmándome,
defendiéndome, criticando y descalificando al otro, justificándome, etc.) o
puede ir resolviéndose desde lo evolutivo-espiritual (cómo me ayuda esta
situación a evolucionar, qué habilidades o aprendizajes puedo sacar de esta
experiencia: reconocer y aceptar la impermanencia, acoger mi imperfección y la
de los demás, volverme más honesto, sencillo, humilde, agradecido, compasivo,
más regular en la práctica, más devoto, etc.).
Decíamos que la angustia, sea la que sea: cotidiana,
emocional, existencial, proviene de algo que está haciendo nuestra mente.
Muchos dicen que no hay forma de salir de la angustia, de que todo lo que
hacemos no son más que intentos no muy exitosos de quitarnos la angustia por
algún breve lapso de tiempo. Que siempre volvemos a la angustia pues somos
seres finitos, que inevitablemente moriremos y eso hace que en realidad no
exista ningún modo de dejar la angustia a un lado.
Sin embargo, s dejas de pensar, si dejas de identificarte
con tus pensamientos, con tu cuerpo-mente y con ese individuo que crees ser,
ocurre otra cosa, algo totalmente revolucionario, te instalas en otro lugar,
por decirlo de algún modo, dejas de ser, de creerte ese individuo pensante
siempre temeroso y ansioso. Te re-ubicas en una zona de calma, de silencio, de
no-deseo, de no-carencia, de
no-perseguir-nada, de no-defender-nada, y así experimentas una dicha, el gozo
de ser esa Consciencia ilimitada, infinita, sin cuerpo, sin miedo, sin lucha,
sin ambición, sin poder, sin muerte, sin competencia, sin necesidad, sin
limitación. Te vuelves eso sin-límites que todos buscan de una u otra manera,
te vuelves gozo y paz.
El monje Mathieu Ricard elegido el "hombre más feliz del mundo" |
No por nada un monje budista tuvo los más altos índices de felicidad en el estudio de neurociencia del dr. Richard Davidson. Un hombre que no piensa tanto como el usual de las personas, que se dedica a dejar ir los pensamientos, a observar el movimiento mental desde “un lugar” apacible, acogedor, libre de ansiedad.
Existe el método para dejar ir la mente, dejar ir el
pensamiento, le llaman meditación, es un camino largo y laborioso, pero capaz
de cambiar la angustia en dicha, la tensión en calma, el miedo en serenidad.
Comentarios
Publicar un comentario