¿Por qué nos angustiamos?



¿Por qué surge la angustia? Puede ser por algo muy específico o puede ser por algo un poco más vago, como por ejemplo la sensación no muy clara de no ser suficiente, de que deberíamos estar haciendo algo más, para ser más importantes o más valiosos de lo que somos. También podría ser una angustia filosófica, existencial. 

En todos los casos la angustia  surge desde algo que está sucediendo en la mente, puede ser  consciente o inconscientemente. Este punto es muy importante y volveremos sobre él.

A veces estas angustiadx y nos sabes muy bien por qué, en este caso lo que hace falta es conectarte contigo, con tu cuerpo, darte un tiempo para sentir lo que te está pasando. El Yoga nos ayuda muchísimo con esto: nos enseña a conectarnos con las sensaciones corporales, con nuestra respiración, nos enseña a parar, a dejar de hacer tantas cosas, dejar de huir,  y sentir, sentir qué nos está pasando.
Una de las primeras habilidades a desarrollar en Yoga es dejar de ocuparnos, dejar de evadirnos, y entonces acoger, aceptar, mirar, reconocer eso que estamos sintiendo. Es un primer nivel de sanación: si sabes cuál es el tema que te está agitando, complicando, desequilibrando, ya tienes con qué trabajar, ya sabes qué es lo que se ha de ir resolviendo.

Ese resolverse puede ser desde el ego (sigo autoafirmándome, defendiéndome, criticando y descalificando al otro, justificándome, etc.) o puede ir resolviéndose desde lo evolutivo-espiritual (cómo me ayuda esta situación a evolucionar, qué habilidades o aprendizajes puedo sacar de esta experiencia: reconocer y aceptar la impermanencia, acoger mi imperfección y la de los demás, volverme más honesto, sencillo, humilde, agradecido, compasivo, más regular en la práctica, más devoto, etc.).

Decíamos que la angustia, sea la que sea: cotidiana, emocional, existencial, proviene de algo que está haciendo nuestra mente. Muchos dicen que no hay forma de salir de la angustia, de que todo lo que hacemos no son más que intentos no muy exitosos de quitarnos la angustia por algún breve lapso de tiempo. Que siempre volvemos a la angustia pues somos seres finitos, que inevitablemente moriremos y eso hace que en realidad no exista ningún modo de dejar la angustia a un lado.

Sin embargo, s dejas de pensar, si dejas de identificarte con tus pensamientos, con tu cuerpo-mente y con ese individuo que crees ser, ocurre otra cosa, algo totalmente revolucionario, te instalas en otro lugar, por decirlo de algún modo, dejas de ser, de creerte ese individuo pensante siempre temeroso y ansioso. Te re-ubicas en una zona de calma, de silencio, de no-deseo, de no-carencia,  de no-perseguir-nada, de no-defender-nada, y así experimentas una dicha, el gozo de ser esa Consciencia ilimitada, infinita, sin cuerpo, sin miedo, sin lucha, sin ambición, sin poder, sin muerte, sin competencia, sin necesidad, sin limitación. Te vuelves eso sin-límites que todos buscan de una u otra manera, te vuelves gozo y paz.


El monje Mathieu Ricard elegido el "hombre más feliz del mundo"



No por nada un monje budista tuvo los más altos índices de felicidad en el estudio de neurociencia del dr. Richard Davidson. Un hombre que no piensa tanto como el usual de las personas, que se dedica a dejar ir los pensamientos, a observar el movimiento mental desde “un lugar” apacible, acogedor, libre de ansiedad.






Existe el método para dejar ir la mente, dejar ir el pensamiento, le llaman meditación, es un camino largo y laborioso, pero capaz de cambiar la angustia en dicha, la tensión en calma, el miedo en serenidad.



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