Silencio y Confianza

Hago clases de Yoga. Las hago desde un “lugar” muy curioso, desde donde se genera paz y armonía, una especie de belleza y a veces, incluso, inspiración y emoción.
Durante la clase, dejo mi mente en silencio, y va “llegando” qué hacer, qué decir, qué silencio otorgar.
Ocurre algo muy peculiar: si le pongo voluntad, mente, razón, inteligencia, del tipo: “voy a hacer tal técnica por tal razón”, entonces ese “flujo” se detiene.
Entonces, debo estar en un estado de confianza absoluta en esa “información” que llega desde alguna parte, pues si dejo de confiar en ella, y entra mi mente con sus supuestos conocimientos y argumentos, esa llegada de “algo”, deja de ocurrir. Al parecer no pueden estar ambas cosas al mismo tiempo, o una o la otra.
Me pregunto cuál será la razón de que la presencia de la mente suspenda ese otro “conocimiento”.
Además, la actitud en las clases es de sencillez. Veo que mientras más sencilla es la pretensión y la práctica, con menor ambición de variedad, sofisticación y dificultad,  más poderosa es en cuanto a interiorización y paz. Y el objetivo que persigo es ese: ir muy hacia dentro allí donde hay serenidad gozosa.

Esto que ocurre en las clases también vale para la vida en general. Los estados de temor-control y de estar en el presente pueden estar en los instantes que vivimos día a día: el estado de no-confianza, en el que tenemos que estar pensando en el futuro, controlando las circunstancias, pues nos parece que la vida es una incertidumbre peligrosa que debemos contrarrestar constantemente con el control, el poder, el dinero.
El otro estado de confianza, en el que simplemente vamos viviendo cada instante sin preocuparnos del momento siguiente, abiertos a lo que la vida nos vaya poniendo por delante, al parecer,  genera misteriosamente una conexión con circunstancias armónicas, bellas, amorosas, con bienestar, con felicidad.
Es paradójico. La forma de instalarse en la vida controlando que creemos nos dará la felicidad y la tranquilidad, nos genera lo contrario: constante tension y mayor inseguridad.
Sin embargo, no sé cómo las personas podrían hacer el cambio desde esta actitud vital de temor a la de confianza que no tiene razones lógicas ni científicas para su legitimidad. En mi caso, creo, ha ocurrido debido a la práctica constante y por muchos años de meditación, junto con la investigación raja-yóguica de la vida.

Ha sido un camino largo, pero a la vez milagroso. En la visión de confianza, las cosas parecen ocurrir como regalos desde el Universo, sin explicación en el esfuerzo o en causas mecánico-materiales. Las circunstancias se dan de modo fácil, liviano, gratuito y agradable. 

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