El ateo está tan cerca de la divinidad como el creyente (el que cree en un dios personal). Ponerle a dios una forma (Cristo, Alá, Krishna) es convertirlo en un contenido mental, en un producto humano, en algo que la mente controla, un juguete para la mente ... Alguien que no puede concebir la Realidad Absoluta como un dios con forma humana tiene la intuición de que es infinita, ilimitada. Así es que tanto el creyente, que siente que hay algo sagrado más allá de esta dimensión material, como el no-creyente, que intuye que algo tan humano como un dios personal no puede ser Lo Absoluto, ambos tienen un atisbo igualmente certero de aquello que los hombres usualmente llaman "Dios".

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