Vida y Muerte, Creación y Destrucción, o como Todo se Conecta

En un documental de naturaleza que vi se mostraba la interconexión que se ha ido descubriendo entre las mareas, nubes, incendios, lluvias, nieves, animales y árboles en todo en el planeta.

El humo de un incendio en África eleva nutrientes hacia las nubes, las que a su vez los transportan hasta la Amazonía, donde caen como lluvia, alimentando la vegetación de la selva.

Los renos del Polo Norte comen el pasto permitiendo que se genere una capa uniforme de nieve, la que al reflejar el calor de sol ayuda a regular la temperatura de todo el planeta.

Depredadores como los jaguares mantienen la población de herbívoros controlada, pues de lo contrario se comerían todos los brotes de árboles y el bosque finalmente moriría.

Un incendio en alguna parte, un árbol o animal que muere, significan un aporte al concierto de la vida que cambia y se renueva constantemente. Nacimiento y muerte, generación y desintegración, se suceden de un modo sorprendentemente inteligente y orgánico.

Se evidencia una conexión y un orden entre seres, sucesos y procesos que a simple vista parecen distantes y desunidos. Un vínculo armonioso por detrás y por sobre lo que vemos como separado y aislado.

Esta red invisible productora del gran equilibro del mundo natural, me recordó aquella enseñanza tantas veces transmitida por maestros y tradiciones espirituales: la unidad de todo.

Caminos como el Yoga, el Budismo, el Taoísmo o el Vedanta Advaita, autores contemporáneos como Eckhart Tolle, Anita Moorjani y Mooji, nos hablan de una dimensión invisible, sin separaciones e infinita, que sería la realidad más profunda y esencial.

Por una parte, lo han expresado tantas veces los místicos y filósofos, por otra, lo están diciendo disciplinas científicas, como la física cuántica y la investigación ecológica.

Normalmente vemos todo desde una perspectiva muy individual, nos fijamos solo en lo que nos beneficia o perjudica, lo que deseamos y lo que rechazamos. ¿Qué pasa si miramos esa interconexión más amplia de todo, si consideramos que cada circunstancia cumple una función en un orden mayor?

Es hermoso ir penetrando en esa interconexión, pues de algún modo nos aproxima a la comprensión de nuestra unidad con todo. Esa visión puede abrirnos a la experiencia de nuestro ser como algo más sutil, ilimitado y gozoso, que ha sido el núcleo de las tradiciones espirituales desde siempre. La posibilidad de una vida más serena y plena, y la esperanza de un mundo más armónico, sin ego ni ilusión.

Los sabios de todos los tiempos nos invitan a intentar mirar esa amplitud, en donde cada ser y situación tiene un sentido, y nosotros también somos parte de un orden mayor.

Quizás en un momento de ofuscación, malestar, ansiedad podríamos hacer el experimento. ¿Qué pasa si miramos así?


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