Mindfulness

 


Mindfulness, o Atención Plena, es una forma de meditación que consiste en enfocar la conciencia en la experiencia del momento presente, cultivando una actitud muy particular: la actitud de testigo. Esta actitud implica no ponerse a favor ni en contra de lo que aparece, y evitar iniciar un comentario mental. Solo observar.

La atención puede dirigirse a los sonidos, a la vista, al gusto, al tacto o al olfato; también al cuerpo, a la respiración, a las emociones o a la propia actividad mental. Puede practicarse en quietud o en movimiento —por ejemplo, caminando— y con los ojos abiertos o cerrados. Lo esencial es sostener una presencia atenta, curiosa y desapegada.

A través de la práctica, vamos aprendiendo a permanecer en el simple darse cuenta, sin activar rechazo, sin intentar modificar, perseguir o controlar. Es un gesto parecido a contemplar: mirar y escuchar con calma, ecuanimidad y silencio.

Con el tiempo, esta actitud nos ayuda a estar más conectados con nosotros mismos, con nuestro cuerpo y con lo que sentimos, sin huir, sin juzgar y sin reprimir. Favorece la presencia frente a la tendencia a viajar al futuro o al pasado, reduce la tensión, la ansiedad, la rumia mental, la desregulación emocional y la retroalimentación negativa entre pensamiento y emoción.

Mindfulness también nos invita a contactar con una dimensión interna más profunda: más quieta, más silenciosa, más sana y más comprensiva. Es una valiosa herencia transmitida por tradiciones espirituales como el Yoga y el Budismo.

Como toda meditación, requiere constancia, repetición y regularidad para que sus efectos se integren. La intención es practicarla tanto que vaya impregnando poco a poco los distintos momentos y ámbitos de la vida.

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